Superar el Décimo.

Difícil reto tendrá la autoridad municipal en el año 2018, para superar la edición décima del festival de velas, pues en esta ocasión con una inversión superior a los 2 millones de pesos, las expectativas se rebasaron y se reconoce el trabajo realizado en dicho escaparate.
Cabe recordar que hace dos años, el primero de la actual administración municipal, el festival de velas, fue catalogado como una de las peores ediciones, ya el año 2016 se mejoró la logística, pero definitivamente esta décima edición resalta por la iluminación de los distintos paisajes en los que se elaboran tapetes de aserrín, iluminados por las velas, mismos que se situaron en la Plaza Morelos, Jardín de los Mártires de Uruapan, Plaza Izazaga, la calle Jesús García entre otras.
Asimismo, las “estaciones” artísticas fueron sumamente atractivas para varias de las personas que acudieron, sin embargo, las aglomeraciones de las personas que recorren las vialidades principalmente Independencia, no permiten visualizar los altares en plenitud ya que esa misma multitud va empujando a quienes transitan.
Es de reconocer que la programación artística fue variada y atractiva para todos los gustos, desde el fin de semana previo a la festividad de muertos, y el mismo día del encendido de velas, dando así oportunidad a artistas locales y regionales para presentar su talento, inclusive de otros estados.
La participación de diversas escuelas, empresas y direcciones municipales para el montaje de los altares también es de resaltarse ya que aunque muchos no cumplen los elementos mínimos que requiere un altar para ser calificado, ya que carecen de elementos básicos de la tradición es notorio el esfuerzo que hacen los alumnos y empleados para realizar cada uno de los altares y en su caso escenificar el espacio ataviados como catrinas y catrines, al igual que muchos de los visitantes que también maquillan sus rostros de calavera.
También fue notorio la poca presencia de alcohol entre jóvenes que participaron tanto en los altares como en el recorrido, a diferencia de años pasados.
Mención aparte son los recorridos nocturnos que se organizaron en el Parque Nacional Barranca del Cupatitzio desde una semana antes de que empezara la programación oficial del décimo festival de velas, mismos que tuvieron cupo lleno en cada uno de los recorridos y en los que los asistentes gozaron de leyendas como La Llorona, El Juicio de Camela, la lucha entre Fray Juan de San Miguel y el diablo para que del manantial siguiera brotando agua, así como un paisaje con danzas ancestrales, sin dejar de lado las sorpresas que en el camino encontraron en el camino que bien valieron los 50 pesos por persona que se cobraron por acceder a esta opción en estos días de muertos.
Es por esto que el reto es mejorar el año siguiente este escaparate cultural que paulatinamente empieza a ser reconocido como una opción más para Día de Muertos, ya sea si la actual administración que emana del Partido de la Revolución Democrática (PRD) persiste, pero si no el reto aun será mayúsculo., ya que si bien la inició una emanada del Partido Acción Nacional (PAN) este era apenas con 800 velas, y en esta ocasión según cifras oficiales fueron 50 mil luminarias y que paulatinamente el gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en tres años, dio continuidad y mejoró las primeras ediciones.

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