El problema de la basura ha alcanzado enormes proporciones, convirtiéndose en un
problema de contaminación muy difícil de resolver, entendiéndose basura a la revoltura de los desechos, lo cual se evita al separar debidamente cada uno de los materiales de los cuales están elaborados los productos que consumimos.
La falta de voluntad de los diferentes gobiernos ha evitado que el reciclaje de los desechos efectivamente se realice, pues temen asumir un costo político en las
subsecuentes elecciones, pese a la existencia de leyes, reglamentos y normas que
indican la obligatoriedad ciudadana de separar los desechos.
Pese a la problemática de la basura, que es una situación que se agrava, la población tampoco evita producir desechos pues conforme se modernizan algunos productos, éstos llevan más envolturas y provocan una mayor cantidad de desechos, asimismo los hábitos de consumo actuales hacen más crítica esta situación, ya que se estima, cada persona genera un kilogramo de basura diariamente que en nuestro estado redunda en una producción de 2 mil 900 toneladas diarias (Gobierno del Estado de Michoacán, 2009).
Para Carlos Padilla Massieu, reconocido ecologista mexicano radicado en Michoacán,
“no hay gobierno que pueda sostener la mala educación, aunque haga leyes, porque si
no las aplica, entonces el pueblo no responde ” (Padilla Massieu, 2008), además de
puntualizar que el gobierno no tiene que resolver los problemas cuando existe un
pueblo educado, el cual, no necesita que lo gobiernen o que lo administren ya que a
través de su propio esfuerzo y de responsabilidad la basura si tiene solución.
El adquirir conciencia respecto al problema de la basura es un asunto particular y de responsabilidad personal, lamentablemente los ciudadanos que han adquirido esta
concientización ven nulificados sus esfuerzos al no contarse con centros de acopio o
plantas separadoras de desechos en donde se de una disposición final adecuada a los
residuos, se reutilicen y se obtengan nuevos productos.
De acuerdo a la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos, del 28 de abril de 2003, del Estado de Michoacán de Ocampo, se dio origen al programa S.O.S., sistema de separación sepultables o sanitarios, orgánicos y separados, agrupándolos de esta manera tenemos que la producción de residuos es de la siguiente manera: 24,13% Sanitarios, Orgánicos 50,70% , Separables 25,17% haciendo referencia a los diferentes materiales como vidrio, cartón, papel, plástico, unicel, telas, metales y otros, que se convierten en materia prima y al ser transformados nuevamente, evitan la destrucción de una importante cantidad de recursos naturales no renovables.
La solución de la basura se debe de resolver cambiando hábitos, reutilizando, y después a través del reciclamiento pues “Este es no un problema técnico, sino un
problema político y económico entre pueblo y gobierno que no entiende para qué están aquí en el planeta cuando nos demos cuenta que estamos para gozar una maravilla que se llama tierra, y entendamos que las futuras generaciones que vienen tienen que tener un mundo adecuado y pacífico, entonces empezaremos a solucionar el problema”
(Padilla Massieu 2008).
La solución se dice fácil, “el pueblo con el gobierno haciendo leyes condensadas,
aplicándolas y obligando a la gente a pagar por los desperdicios, hay quien dice que en México la recolección es gratuita, lo cual es una gran mentira, puesto que, de hecho, se paga la propina al recolector y se pagan impuestos. “No hay más que leer las leyes y los principios de economía: no hay nada gratis” ha argumentado el ambientalista.
En otros países el problema de la basura ya lo están resolviendo, obligando al pueblo a pagar por el costo del confinamiento y del transporte, argumentando que el gobierno no puede sostener el costo de este servicio, este costo no se grava al pueblo a través de
impuestos, sino que se cobra en función de la cantidad de basura generada por persona, lo cual redunda en que el pueblo intenta hacer cada vez menos basura, “Si la gente sabe que los costos deben ser transferidos a la cantidad de basura por persona, entonces deja de hacer basura, además de que es injusto que, si mi vecino hace basura, me cobren vía impuestos a mí, que tengo conciencia y no la hago”, (Padilla Massieu, 2008)
No obstante Daniel Coleman en el libro Inteligencia Ecológica señala que el proceso
de concientización esta considerado a largo plazo, pues en tanto la población no asuma una responsabilidad real y compromiso para con el medio ambiente, la solución no esta cercana.
Del mismo modo en el capítulo 6, refiere que el costo ecológico para la fabricación d cada uno de los productos es muy inferior al que realmente tendrá para el planeta, pues ”podemos verificar el costo, y por general la calidad, pero aparte de las marcas y etiquetas los compradores muy pocas veces pueden expresar una preferencia por alternativas menos tóxicas o más beneficiosas para el medio ambiente, ya que el precio es algo que entendemos no así un consumidor nunca se pregunta cual es el costo para el medio ambiente, ni para quienes trabajaron en la fabricación pues se ha optado por consumir productos baratos pero desechables, precisamente por esa falta de decisión para hacer cumplir las leyes en donde se obligue a no producir basura o disminuirla
cantidad de desechos que se generan en nuestro diario vivir..